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Natilla navideña

Conoce la Natilla Navideña que ha trascendido generaciones y que no hay paladar que no encante. En el corazón de una pequeña comunidad colombiana, rodeada de verdes campos de caña de azúcar que han alimentado a generaciones, conocemos a Doña Mari Rubiela, una abuela cuyas manos han tejido historias de dulzura y tradición a través de su inigualable natilla. Su nombre es sinónimo de maestría culinaria, y su receta secreta ha conquistado corazones durante más de 10 generaciones.

En una cálida mañana, nos sentamos con Doña Mari en su cocina, impregnada del aroma embriagador de la panela que ha sido el ingrediente mágico de su vida. Con una sonrisa generosa, nos compartió los secretos que han convertido su natilla en un tesoro codiciado en toda la región.

“La clave está en la panela”, nos confiesa con orgullo. “Nuestra caña de azúcar es especial, y esa dulzura se transmite a la panela, que es el corazón de mi natilla”. Mientras revolvía con destreza la mezcla en una olla antigua, nos contaba sobre las fiestas familiares y las risas compartidas alrededor de la mesa.


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La receta de Doña Mari no es solo una mezcla de ingredientes, es un relato vivo de la cultura colombiana. Con un brillo en sus ojos, nos revela sus toques mágicos: “La paciencia y el amor son los ingredientes secretos. Y, por supuesto, una buena panela”.

La fórmula para su natilla, diseñada para alimentar a su extensa familia, lleva consigo el espíritu de la comunidad y el calor de los abrazos compartidos en cada celebración. Doña Mari, rodeada de nietos y bisnietos, nos comparte una de sus mejores recetas, pero la magia se multiplica cuando se comparte con el corazón. Para Doña Mari, la época navideña es mucho más que una simple reunión; es la creación de memorias imperecederas, de risas compartidas y la deliciosa tradición de preparaciones y sabores que trascienden en el tiempo y hacen más cálidos y alegres los corazones de todos los que ama.

Cada año, sus hijos, nietos y bisnietos se congregan en torno a esta mágica preparación y otras tantas que solo ella sabe muy bien hacer, una manifestación tangible del amor que emana de su cocina. Doña Mari nos revela su secreto con la esperanza de que esta receta continúe siendo un lazo que una a futuras generaciones. La natilla navideña de doña Mari se convierte así en un legado culinario, una herencia sensorial que perdura en la memoria de quienes tienen el privilegio de experimentarla. Aunque el tiempo avance y la vida siga su curso, la esencia de esta natilla navideña se arraiga profundamente en nuestros corazones, perpetuando el cálido abrazo de la familia y la magia de la Navidad a través de cada bocado, del que nos declaramos nuevos fans.

Ingredientes:

  • 2 tazas de leche entera
  • 1 taza de panela rallada
  • 1 taza de coco rallado
  • 4 yemas de huevo
  • 1/4 de taza de maicena
  • 1 rama de canela
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • Coco rallado y panela para tostar y decorar
  • Una sobredosis de amor (tal como ella lo describe)

Instrucciones:

  1. En una olla, calienta la leche a fuego medio con la rama de canela. Lleva a ebullición y retira la canela.
  2. Mezcla las yemas de huevo con la maicena en un tazón hasta obtener una mezcla homogénea.
  3. Agrega la panela rallada al tazón de yemas y maicena, integrando bien todos los ingredientes.
  4. Vierte la leche caliente sobre la mezcla de yemas y panela, revolviendo constantemente para evitar grumos.
  5. Devuelve la mezcla a la olla y cocina a fuego medio-bajo, revolviendo constantemente, hasta que espese. Añade el coco rallado y cocina hasta obtener una textura suave.
  6. Retira del fuego y agrega la esencia de vainilla, mezclando bien.
  7. En una sartén, tuesta el coco rallado con panela a fuego medio hasta que adquiera un color dorado y un aroma delicioso.
  8. Vierte la natilla en moldes individuales y deja enfriar a temperatura ambiente. Refrigera por al menos 4 horas o hasta que esté cuajada.
  9. Antes de servir, decora con el coco tostado con panela, agregando un toque crujiente y resaltando los sabores tradicionales.

En su cocina humeante, aprendimos que la natilla de Doña Mari no es solo un postre; es una conexión con la tierra, la familia y las raíces. Su historia, entrelazada con las dulces notas de la panela, nos deja maravillados y con el deseo de compartir esta delicia con el mundo.

Así que, toma una olla, añade amor, paciencia y la mejor panela, y únete a la tradición de Doña Mari Rubiela. Descubre el arte de la natilla, donde cada cucharada es un pedacito de historia, una explosión de sabor y un viaje a las raíces de la cultura colombiana.

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